Aun así,
reconozco que Lennon era el alma del grupo - y mi segundo beatle favorito -. De
él son la mayoría de las canciones que más me gustan y su carrera en solitario
me parece la más interesante con mucha diferencia.
De
McCartney son la mayoría de las canciones que más me aburren de los Beatles.
Innegablemente era un gran músico, sobrado de talento y técnica, pero algunas
de sus composiciones me transmiten un exceso de sensiblería que me empalaga. Me
aburren soberanamente “Michelle”, “Yesterday”, “Ob-La-Di, Ob-La-Da” y “Penny
Lane” - canción dedicada al Liverpool donde creció, que no aguanta la
comparación con “Strawberry Fields Forever”, el homenaje a su ciudad natal de
Lennon -. Tal vez las haya oído demasiado, y de tan sobadas, he dejado de
apreciarlas. Aunque bien pensado, nunca sentí una especial debilidad por ellas.
Creo que tampoco aguanta una comparación la parte de McCartney de “A Day in the
Life”, con el maravilloso principio de la canción compuesto por Lennon. A pesar
de todo, hay canciones de Paul que me parecen sublimes; The Fool on the Hill”
“Sgt. Pepper's Lonely Hearts
Club Band”, “With a Little Help from My Friends”, o “Rocky Raccoon” me siguen
poniendo los pelos de punta.
No iré a
su concierto en Madrid - demasiado dinero para el estado de mi bolsillo actual -, pero
por supuesto le deseo toda la suerte del mundo. Aunque no sea mi favorito, un beatle siempre es un beatle.