miércoles, 11 de mayo de 2016

Un beatle siempre es un beatle



         Casi todos tenemos un beatle favorito. El mío siempre ha sido George Harrison. Además de mi debilidad por los segundones, me inclina hacia él que creo que es el que tiene una mejor media si analizamos todas sus canciones. “I Need You”, “Something”, “Why my Guitar Gently Weeps” y “Here Comes the Sun”, se encuentran, sin duda, entre las mejores composiciones de los Beatles.
Aun así, reconozco que Lennon era el alma del grupo - y mi segundo beatle favorito -. De él son la mayoría de las canciones que más me gustan y su carrera en solitario me parece la más interesante con mucha diferencia.
De McCartney son la mayoría de las canciones que más me aburren de los Beatles. Innegablemente era un gran músico, sobrado de talento y técnica, pero algunas de sus composiciones me transmiten un exceso de sensiblería que me empalaga. Me aburren soberanamente “Michelle”, “Yesterday”, “Ob-La-Di, Ob-La-Da” y “Penny Lane” - canción dedicada al Liverpool donde creció, que no aguanta la comparación con “Strawberry Fields Forever”, el homenaje a su ciudad natal de Lennon -. Tal vez las haya oído demasiado, y de tan sobadas, he dejado de apreciarlas. Aunque bien pensado, nunca sentí una especial debilidad por ellas. Creo que tampoco aguanta una comparación la parte de McCartney de “A Day in the Life”, con el maravilloso principio de la canción compuesto por Lennon. A pesar de todo, hay canciones de Paul que me parecen sublimes; The Fool on the Hill” “Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band”, “With a Little Help from My Friends”, o “Rocky Raccoon” me siguen poniendo los pelos de punta.
       No iré a su concierto en Madrid - demasiado dinero para el estado de mi bolsillo actual -, pero por supuesto le deseo toda la suerte del mundo. Aunque no sea mi favorito, un beatle siempre es un beatle.