miércoles, 19 de agosto de 2015

La caída de la comedia romántica


       Acabo de ver "Matrimonio original", la única comedia romántica que rodó Alfred Hitchcock y que nada tiene que ver con el resto de la filmografía del "maestro del suspense". No es que sea una obra maestra, pero se deja ver bastante bien, es divertida, ágil e ingeniosa. Y además puedes disfrutar de Carole Lombard.
      Me ha dado por pensar y creo que este género ha sido uno de los que más se ha devaluado. Ha ido despareciendo la elegancia, la inteligencia y la modernidad de clásicos como "Historias de Filadelfia" y "La costilla de Adán" de George Cukor; "La fiera de mi niña" y "Luna nueva" de Howard Hawks; "Una mujer para dos" y "Ninotchka" de Ernst Lubitsch; "Sucedió una noche" y "Vive como quieras" de Frank Capra; "Me casé con una bruja" de René Clair; "Las tres noches de Eva" de Preston Sturges; "Medianoche" de Mitchell Leisen; o "Al servicio de las damas" de Gregory La Cava. En su lugar, se ha impuesto lo cursi, lo zafio y una falsa irreverencia provocadora, que, a menudo, esconden un conservadurismo de lo más rancio. 
 
      Por supuesto, siempre hay excepciones, y en todas las épocas se han hecho grandes comedias románticas ("Sueños de un seductor", "Annie Hall", "Cuando Harry encontró a Sally", "Mejor... imposible", etc.), pero la única que recuerdo que me ha enamorado en los últimos años es "Midnight In Paris". Y Woody Allen es un caso aparte.






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